Es mi siguiente obra. Es conocida popularmente como Los borrachos.
El cuadro se realiza después de mi llegada a Madrid entre los años 1626–1628 poco antes de mi primer viaje a Italia. La obra fue pintada para Felipe IV.
El cuadro describe una escena donde aparece el dios Baco que corona con un ramo de hojas de vid, a uno de los siete borrachos que lo rodean; podría tratarse de un poeta inspirado por el vino. Otro personaje semimitológico observa la coronación. Algunos de los personajes que acompañan al dios miran al espectador mientras sonríen.
En ella se representa a Baco como el dios que premia o regala a los hombres el vino el cual libera de forma temporal a los hombres de sus problemas.
El dios esta metido en la obra como una persona más dentro de la pequeña celebración que se representa pero proporcionándole una piel más clara que a los demás para reconocerlo con mayor facilidad.
La escena puede dividirse en dos mitades. La de la izquierda, con la figura de Baco muy iluminada está cercana al estilo italiano inspirado en Caravaggio. La parte de la derecha, en cambio, presenta a unos borrachines, hombres de la calle que nos invitan a participar en su fiesta, con un aire muy español similar a Ribera.
Hay varios elementos que dan naturalismo a la obra como son la botella y el jarro que aparecen en el suelo junto a los pies del dios, o el realismo que presenta el cuerpo de este. Jugando con los brillos consigue dar relieve y texturas a la botella y al jarro creando un parecido con el bodegón. Estas jarras son muy similares a las que aparecen en cuadros pintados por Velázquez durante su etapa sevillana.
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